El lado B del deseo
El deseo es un estado emocional que todos experimentamos en alguna parte de nuestras vidas. Puede ser la fuerza motivadora que nos impulsa a buscar lo que queremos y perseguir nuestros objetivos. Sin embargo, también puede ser una fuente de sufrimiento y ansiedad.
Esto se explica por la necesidad de tener algo que no tenemos en este momento. Siempre que deseamos algo, estamos conscientes de que no lo tenemos, por lo que puede derivar una sensación de vacío que puede convertirse en frustración, y ansiedad.
La raíz del sufrimiento que surge del deseo es el apego. Frecuentemente, nos aferramos a nuestros deseos y los convertimos en necesidades. Nos decimos que no podemos ser felices sin eso que queremos. Esto nos lleva a creer que la felicidad depende de tener ciertas cosas o de que ciertas situaciones se desarrollen de determinada manera, lo que es una idea falsa y peligrosa.
Además, el deseo puede llevarnos a actuar de manera poco ética o inapropiada debido a que nos obsesionamos con lo que queremos y nos volvemos egoístas o insensibles a las necesidades de los demás.
Esto no significa que tengamos que reprimir nuestros deseos o negarlos por completo. Los deseos son parte de nuestra naturaleza humana y lo que nos motiva a tomar acción. Lo importante es reconocer que los deseos no son necesidades y que la felicidad no depende de su satisfacción.
En lugar de atarnos a nuestros deseos, podemos aprender a dejarlos ir y aceptar las cosas como son. Podemos cultivar la gratitud por lo que tenemos en lugar de mirar lo que nos falta. Podemos aprender a encontrar la alegría y la satisfacción en el momento presente, en vez de buscar constantemente algo que está fuera de nuestro alcance.